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martes, 13 de octubre de 2009

Estas bien tocado... no pasaste el examen y no tienes chamba..

El examen psicológico permite el diagnóstico de patologías, conflictos, capacidades y potencialidades del sujeto examinado. Para lograr un diagnóstico confiable los psicólogos se valen de un conjunto de pruebas que exploran diversos aspectos de la vida de la persona.

Pero, a pesar de todo, los psicólogos más concientes, son muy cautos con los resultados y, se refieren a ellos, como aproximaciones o indicios de tal o cual estado personal. Lo usan para definir una línea base, un punto de partida para sus intervenciones. Todo esto es lo ideal del examen psicológico.

Lo otro, lo usual, del examen psicológico, o lo que algunos deshonestos llaman así, es lo que hacen muchas instituciones públicas, inclusive colegios privados de todo nivel educativo para seleccionar a su personal. Pues con una o dos hojas fotocopiadas de figuritas y con uno u otro dibujo que te piden que hagas, te dan un diagnóstico que casi siempre te deja cerca del manicomio.

“Usted no aprobó el examen”, “Su hijo salió mal en su examen psicológico”, he escuchado mencionar a más de un trabajador o madre que, preocupado el uno, y angustiada la otra, acuden a veces en busca de algo que les ayude a seguir siendo lo que siempre fueron: personas NORMALES.

Es bien claro que, en muchas instituciones, se usa este examen para descalificar a las personas. En muchos procesos de selección nunca se sabe cuales son los criterios que usan para decidir por un sujeto. Y como los evaluadores no tienen ni la menor intención de detallarte tus yerros, te tapan la boca diciéndote simple y llanamente “no pasaste el examen psicológico”.

Entonces, te dejan contrariado, en conflicto contigo mismo y cavilando “será que estoy loco”. No te da tiempo ni ganas de imaginar que el proceso de selección estaba ARREGLADO. Se sospecha de esto cuando el examen se efectúa casi al final de proceso de selección.

En muchos colegios también se hace algo muy parecido. Se usa el examen psicológico para descalificar a niños. Pero, si observamos bien, casi siempre los descalificados son trigueñitos o tienen como papá a un carpintero, albañil o peluquero.

Así se usa y se abusa de los exámenes psicológicos. El caso más patético es cuando el psicólogo de la policía evalúa a un acusado. El desdichado no tiene escapatoria, pues es bien fácil parecer como una fiera cuando estás metido en una jaula.

Obviamente que ningún psicólogo probo y honesto respalda esto. Sin embargo, hay de todo en la viña del señor.

Entonces, si alguna vez te han descalificado con una prueba psicológica, no lo tomes tan en serio. El psicólogo verdadero te toma la prueba con el fin de ayudarte, no para despedirte, ni condenarte.